Jugando al amor

Jugamos a querernos,

a darnos besos a escondidas.

"Tú ya tienes quien te los dé", me dijiste.

Yo era la princesa de tu cuento

que resultó ser como una rosa,

bello mientras duró

y doloro como sus espinas cuando terminó.

Pero a las 12 de la noche,

como Cenicienta perdiendo su zapato,

acabó nuestro juego.

Ya no soy aquella niña

con la que jugaste a dañar su corazón.

Y aunque ya soy una mujer,

mi corazón te sigue perteneciendo,

porque la niña que llevo dentro te sigue amando.

Eras tú

Tú eras quien me daba calor en los días fríos.

La luz que me alumbraba en la oscuridad.

Quien alegraba mis noches más tristes.

Era quien ponía un poco de magia a mi vida.

Desde que tú no estás,

siento frío siempre,

camino en la oscuridad,

mis noches son cada día más amargas,

y magia... ya no sé que es eso.

Desde que tu no estás desconzco el significado de la palabra amor,

porque tú me enseñaste a amar

y contigo se fue mi felicidad.

Tu voz, mi vida

Soledad es lo que siento al saber que no te tengo,

que no se cuándo llegará el día en el que pueda tenerte.

Cuento los días, las horas, los minutos

que llevo sin escuchar tu voz y parece una eternidad.

Esa voz que me hace no parar de reír.

La que me hace temblar cada vez que oigo una palabra tuya.

Esa misma voz que no quiero parar de escuchar ni un sólo instante.

Déjame escucharte una vez más

y que vuelva a salir de tus labios un te quiero hacia mí.

Déjame volver a sentir lo que sentía al escucharlo.

Déjame estar junto a ti.

Te extraño

En noches como esta, en la que la soledad me inunda busco tu mirada en la oscuridad pero no la encuentro, la extraño.

Mi sonrisa se apaga porque no te tengo. Y el recuerdo de la tuya me devuelve la mía.

Sueño que tus labios besan los míos y siento cómo tus manos recorren mi cuerpo. Pero despierto, vuelvo a la realidad y no estás.

Una lágrima de mis ojos cae mientras pienso cuándo te volveré a tener.

Me haces mucha falta.